Este es uno de los blogs más largos que he escrito en mi vida. Les pido que se queden conmigo a lo largo de este recuento, que trataré de resumir. Esta es una serie de tres entregas, acá los enlaces a las partes II y III.
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En tiempos de saqueos ordenados por el Gobierno, algunos siguen el discurso de “castigar a los especuladores” para justificar medidas que ayuden al ciudadano promedio a comprar un televisor para entretenerse (ya que la inseguridad no permite salir a la calle) con un sueldo que no permite hacer mercado, pagar el alquiler y los servicios el mismo mes.
Por supuesto, muchos dirán que es un horror que alguien venda un necesario televisor a cuatro veces el precio al que supuestamente lo compran (en el país que vende barriles de petróleo con un precio hiper inflado) Sin embargo, esto no fue lo que llamó mi atención.
Inspirada en las Dakanomics de Quico, comencé a recapitular algo que muchos parecen olvidar: cómo funciona un negocio. No sólo el hecho de que nadie hace negocios para perder, sino el hecho de que hay mucho más detrás de un negocio que comprar y vender artículos.
En un país en el que el emprendimiento es castigado con expropiaciones y decomisos (no reembolsados debidamente = robos institucionalizados), se forza al ciudadano a depender del Gobierno para sobrevivir: los empleados públicos se ha multiplicado, en el Gobierno que dijo que los Ministerios de la IV República eran demasiados pero los ha cuadruplicado, mientras diezma la empresa privada.
O eres empleado público, o te peleas por los empleos que quedan en las pocas empresas privadas que sobreviven, o te anotas en una subvención gubernamental.
Por esto, tal vez, se nos ha olvidado lo que acarrea tener un negocio: hace tiempo que no lo tenemos y, como cada vez son menos, no todos tienen algún allegado que lo tenga y les cuente al respecto.
Los gastos “ocultos” están a la vista
Antes de comenzar con los cálculos, aclaro que no soy propietaria de negocio, ni abogada laboral, ni administradora de empresas. Estos cálculos están hechos a vuelo de pájaro y con información legal obtenida por internet.
Foto: Leonardo Cordero - Flickr (CC) |
La idea principal es recordar que la venta de artículos no es simplemente comprar “esto”, sumarle un porcentaje y revenderlo. No es soplar y hacer botellas. Si no, todos lo harían.
Alquiler
Estos “especuladores” funcionan en un local comercial. El alquiler de estos locales oscila entre Bs. 50.000 y Bs. 3.000.000 dependiendo de localización, tamaño y otros factores. Consideremos que, en este ejemplo, el alquiler cuesta Bs. 200.000.
Electricidad
Foto referencial: Ramjar - Wikimedia Commons |
Por supuesto, este local necesita electricidad, no sólo durante las horas de apertura al público (generalmente 12 o más) sino durante las horas de inventario y preparación previa y posterior al horario de apertura. Digamos unas 18 horas al dia. Supongamos una factura eléctrica mensual de Bs. 2.000 en promedio.
Mantenimiento
El lugar también necesita estar limpio, operativo y mantenido. Digamos que en limpieza, insumos, reemplazar bombillos, reparar una caja registradora, entre otros, se van Bs. 10.000 al mes. Siendo optimistas y asumiendo que no se daño un equipo cuya pieza no se consigue en Venezuela (círculo vicioso en el que caemos con frecuencia para carros, maquinaria y más)
Sueldos y beneficios a empleados
Por supuesto, este lugar no es nada sin empleados. Suponiendo que esta tienda tenga 15 empleados de administración, caja, atención al cliente, depósito, carga, entre otros, y que cada uno gane sueldo mínimo, Bs. 2.973 por persona. Esto significa Bs. 44.595 para pagar el salario de 15 personas.
Pero claro, hay que cumplir con la ley y regulaciones vigentes, por lo que este negocio también debe proveer CestaTicket o su equivalente, seguro social y demás beneficios de ley. Por ello, cada empleado, suponiendo que cobra sueldo minimo, recibe Bs. 2.973 en pago neto, pero el negocio también debe pagar beneficios para el empleado.
Al dueño del negocio le toca aportar 2% del salario del trabajador para el Seguro Social Obligatorio, 2% para el INCE (en este caso no del salario neto sino del total de salario y demás beneficios devengados, incluyendo CestaTicket), 2% por paro forzoso al IVSS, y 2% (de nuevo, de los ingresos TOTALES) por Ley de Politica Habitacional.
Para poder calcular los pagos mencionados anteriormente, calculemos el bono alimentación o Cestaticket. Este oscila entre 25 y 75% del costo de una unidad tributaria por dia laborado. Calculando 20 días laborables por mes, y el mínimo de valor (25% de la unidad tributaria vigente), el dueño del negocio paga a sus empleados Bs. 535 al mes de Cestaticket, Bs. 8.025 a sus 15 empleados.
Una vez calculados los Cestaticket podemos calcular los beneficios de ley, ya que algunos de ellos se calculan sobre sueldo y beneficios.
El aporte de Seguro Social Obligatorio sobre un empleado que devenga sueldo mínimo es Bs. 59,46 al mes, Bs. 891,6 por los 15 empleados. El aporte del INCE, 2% sobre el ingreso total incluyendo beneficios, es 70,16 por empleado, 1052,4 por los 15 empleados. El paro forzoso es el mismo porcentaje del Seguro Social, Bs. 59,46 al mes, Bs. 891,6 por los 15 empleados, mientras que el pago de Ley de Politica Habitacional corresponde al mismo monto del INCE, 70,16 por empleado, 1052,4 por los 15 empleados. Esto nos da un total al mes de Bs. 259,24 por empleado, Bs. 3.888,6 por los 15 empleados.
Otros gastos relacionados con empleados
Todo esto sin contar que muchos de estos negocios proveen seguros privados a sus empleados (ya que todos sabemos para lo que sirve el IVSS a la hora de un problema de salud), muchos pagan comisiones sobre ventas, y todos los empleados no ganan sueldo mínimo ya que los niveles de instrucción, experiencia laboral y especialización requeridos no son los mismos para todos los cargos.
Otros costos que no estamos tomando en cuenta:
Transporte
Recibir y enviar mercancía incluye gastos de envío/transporte. Quien tiene sus propios camiones consume gasolina (lo menos relevante) seguro, repuestos y mantenimiento. Si no, pagan a empresas para ocuparse de este aspecto. Supongamos que el gasto que esto acarrea ronda los Bs. 10.000 (algunas empresas cobran 5.000 por UN sólo envío de mercancía, por eso muchos optan por tener sus propios camiones)
Seguro
Los negocios deben contar con seguros tanto para el local como para la mercancía, en caso de incendio, robo, inundación u otros incidentes. Una prima mensual de seguro para establecimientos comerciales cuesta en promedio unos 5.000 al mes (de nuevo, siendo optimistas)
Publicidad
Muchos de estos locales realizan publicidad: tal vez un anuncio en prensa, en radio, una valla en la autopista. Algunos pagan por anuncios en televisión y otros están en redes sociales y pagan consultoría. Pongamos un presupuesto publicitario mensual de Bs. 50.000, que no es tan alocado considerando el costo de la publicidad, que no es sólo publicar o transmitir sino producir una pieza publicitaria gráfica o audiovisual. Además, una pauta en prime time en un noticiero regional puede sobrepasar los Bs. 50.000, sin contar la producción de la pieza.
Aduana/importación (y matraca)
Foto referencial: Tagishsimon - Wikimedia Commons |
Por último, pero no menos importante y más difícil de calcular: las importaciones están sujetas a aranceles que varían dependiendo del tipo y valor del producto, y que pueden llegar a hasta 40% del valor determinado por aduana. Como Venezuela todavía no se ha convertido en la potencia económica que nos prometieron, todos estos productos se importan y están sujetos a estos aranceles, además de la ya ultra conocida “matraca” aduanera, absolutamente incalculable. Pongamos otros Bs. 50.000 de aduana y matraca.
Ahora, las “ganancias especuladoras”
Ya establecimos previamente los gastos mensuales de este señor que tiene un negocio de 15 empleados, que ascienden a Bs. 378.508,6. Ahora, supongamos que el vende uno de estos televisores de 10.000 bolívares que cuesta Bs. 3.150 en Amazon a dolar oficial. Según la lógica revolucionaria, el señor se esta ganando Bs. 6.850 por cada televisor que vende.
Foto referencial: Fidel Ramos - Flickr (CC) |
Vendiendo 57 televisores en la economía actual
Entonces, el señor necesita vender 57 televisores para poder pagar los gastos que el negocio genera y comenzar a ganar algo. Para ello, necesita convencer a una población que en gran parte gana sueldo mínimo (2.973 bolívares al mes) de gastarse el equivalente a más de 3 veces su sueldo en un televisor.
Recordemos que la población fue previamente convencida de que la culpa de que un televisor les cueste más de 3 veces su sueldo es de los comerciantes especuladores que tienen que vender más de 57 televisores para mantener su negocio a flote.
El “pobre comerciante”
Durante todo este debate, llegue a ver un comentario de alguien que consideraba la tragedia que viven los comerciantes en Venezuela, a lo que un oficialista respondió “ay si, ‘pobre comerciante’”, en tono de burla.
Creo que es el momento de que recordemos de donde salio esta persona, a la que por defecto vemos como un inmenso gordo que come caviar de desayuno y se rie de sus pobres empleados y clientes.
Pero en realidad se trata de personas como usted y como yo, que un día decidieron que querían ser “sus propios jefes”, que querían dejarle algo a sus hijos, que querían emprender un proyecto y no depender de un sueldo o de la estabilidad de un empleador toda la vida. Que querían “echar pa’ lante”, así como la señora que hace tortas en la casa de la esquina un día decide que tiene suficientes clientes para montar un localcito y hacer crecer su negocio con el talento que posee.
Para quienes no lo sepan, ser dueño de un local no es sentarse en una silla cómoda a fumar habanos y reírse de los empleados. Ser dueño de un local significa levantarse bien tempranito a abrir el negocio, hacer inventario, supervisar el depósito, negociar con proveedores, estar pendiente de lo que necesitan los empleados, estar de sol a sol dos y tres horas antes de abrir y después de cerrar, ocuparse de asuntos administrativos noches y fines de semana y muchas veces meter a la familia de cabeza en el negocio hasta tal punto que, especialmente los primeros años, no hay otra vida sino el negocio.
También implica que esta familia agarró los cuatro realitos que tenía en ese momento y los invirtió ciegamente en su negocio, arriesgando todo o nada a que, o les iba bien, o perdían todo. O trabajaban duro o se quedaban en la ruina.
El mérito
Por supuesto, muchos se preguntarán qué pasa después de que se vende el televisor número 57 y el “especulador” comienza a hacer ganancias.
Es simple, nadie pasa por el nivel de trabajo duro y riesgo descrito anteriormente para ganar el sueldo mínimo que podrían ganar trabajando para alguien, un número limitado de horas y sin invertir ni arriesgar un céntimo.
Si no hay un incentivo para el emprendimiento (ganar más dinero, dejar un legado, tener estabilidad), nadie crearía empresas y, por ende, nadie crearía empleos. Es un principio muy básico que este Gobierno permanentemente se empeña en desafiar, para perjuicio de los venezolanos que cada día menos empleo encuentran.
El chivo expiatorio
Pero por supuesto, siempre es más fácil culpar al negociante de que el televisor que quiero me cueste más de tres veces mi sueldo. Es mucho más complicado ver que las medidas económicas tomadas por el Gobierno han colapsado la economía, han hecho que mi sueldo no valga nada y han hecho más difícil para los comerciantes mantener los gastos que implica tener un negocio.
Es más fácil convertir en villano al comerciante que trabajó de sol a sol, arriesgó el capital de su familia y puso todo su esfuerzo en tener lo que hoy tiene. Es más fácil desangrarlo y mirar al otro lado mientras compro un televisor más económico por un precio impuesto por el Gobierno, que va a implicar la ruina de ese comercio.
Me pregunto dónde vamos a comprar artículos la próxima vez, cuando ese negocio haya cerrado sus puertas luego de que hayamos participado activamente en la quiebra de ese local, promovida por el Gobierno.
Tal vez aquellos que consideran que los precios anteriormente explicados no son “justos”, puede dedicarse a importar televisores que cuestan 3.000 bolívares en Amazon, venderlos al precio que ellos consideran “justo” y probar cuánto tiempo logran mantener su negocio a flote.
2 comentarios:
Excelente artículo!!! La felicito, se necesitan mas reportajes como este a ver si por fin los llamados socialistas entienden como es la realidad del mundo y dejan de comer cuento a estos imbéciles que gobiernan Venezuela!!.
Muchas gracias, Juan. Espero lograr que esto llegue a la mayor cantidad de gente posible para que no anden creyendo en cuentos...
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