Luego de haber vivido unas cuantas elecciones en Venezuela y haber hecho la cobertura de las últimas cuatro, hay un factor que me resulta común en casi todas. Recordemos, para empezar, que yo solo he votado en la era Chávez, porque, cuando él ascendió al poder, yo tenía 13 años.
(Ya tengo 27, por cierto, hablando de la frase de Bolívar de no dejar a un ciudadano mucho tiempo en el poder)
En los últimos procesos, en esos de la Venezuela dividida por la mitad, la oposición siempre se enfoca en el registro electoral y en las cédulas quintuplicadas, en la ilegalidad del CNE evidentemente parcializado a favor del Gobierno y otras cosas no menos importantes. No olvidemos que uno de los más llamativos representantes de la revolución, Jorge Rodríguez, fue rector del organismo electoral.
Sin embargo, en mi modesta opinión, todas esas irregularidades e ilegalidades son superables. Prueba de ello fue el referendo para la reforma constitucional (mismo que el Gobierno se pasó por el... apenas dos meses después) ¿La razón? La verdadera trampa no esta en el registro, ni en el CNE, ni en los resultados.
¿Hasta dónde llegan las cifras?
Jugando al abogado del diablo, tanto el registro electoral como las cifras finales son manipulables hasta cierto punto. No se puede crear un país paralelo falsificando cédulas de identidad sin que nadie se de cuenta, ni se puede inventar más población de la que hay. Por ello, cuando la diferencia de votos es más fuerte, es más difícil manipular los resultados. Eso fue lo que pasó el día de la reforma constitucional.
Si recuerdan, en ese momento, la oposición declaró que “ganamos con mayor diferencia, pero eso no importa”. La frase se refería a la diferencia entre las cifras emitidas por el CNE y las cifras obtenidas en la totalización de las copias de las actas recolectadas por los testigos de la MUD. Sin embargo, ante el resultado, no valía la pena hacer gran alboroto por eso.
Dicho esto, mi punto es el siguiente. La trampa no esta en la alteración de las cifras, pues estas se pueden alterar hasta el punto en que la abstención lo permite.
Mientras menos personas salen a votar, menos pueden reclamar que su voto fue cambiado. Mientras menor es la diferencia entre una opción y la otra, mas fácil es alterar la cifra usando votos nulos o votantes abstencionistas.
La verdadera trampa esta en la motivación (o coerción) para votar por una opción.
Los “camiones chavistas”
En las pasadas elecciones, varios fueron los testimonios de “camiones llenos de gente yendo a votar por el Gobierno” o “refugios de damnificados que ‘o votan por el Gobierno o no les dan casa’”. La respuesta a eso es sencilla aunque laboriosa: si hay testigos en TODOS los centros de votación, apoyados por una logística fuerte que evite amedrentamientos, estos hechos irregulares disminuyen.
Igualmente, muchas denuncias apuntan a que estos “camiones llenos de gente” llegan a los centros de votación justo antes de que cierren las mesas o, incluso, luego de que los centros han sido cerrados.
Cómo defender tu voto (de la manera legal y civilizadal)
La respuesta a eso: ofrecerse como testigo del conteo de votos. Mientras más personas se queden en los centros de votación ofreciendo ser testigos del conteo manual, menos irregularidades como esta sucederán (o, de suceder, tienen más oportunidad de ser expuestas y denunciadas)
El reglamento electoral establece el conteo manual de al menos una de las cajas de papeletas por cada centro de votación. El porcentaje varía dependiendo de la cantidad de máquinas de votación por centro. La ley también establece que los votantes que así lo deseen pueden ser testigos de dicho conteo. La cantidad de testigos esta limitada a la capacidad física del centro de votación. Es decir, entran los que caben siempre que no se entorpezca la labor y no haya peligro infraestructural.
Entonces, la respuesta está clara: la mejor manera de defender el voto es votando y atestiguando el escrutinio. Salir a votar, ayudar a otros a que puedan ir a votar y participar activamente como testigos, voluntarios o como se pueda, en paz.
Al Gobierno le conviene que la gente crea que el voto no es secreto, que el CNE está parcializado y no hay nada que hacer, y que la trampa es irreversible.
¿Por qué el voto sí es secreto? Mañana les explico.
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