sábado, 26 de marzo de 2011

Identidad y lenguaje, la política peligrosa

Mi nombre es Ángela Rodríguez Fleitas. Comenzaron a llamarme Angie para corregir el ataque de creatividad de mi mamá, Ángela Rodríguez Fleitas, al momento de mi nacimiento.

Ambas teníamos el mismo nombre. Evidentemente, siendo hija única de madre soltera, es mucho lo que puedes llegar a absorber de tu mamá, por lo que también teníamos muchos gestos y maneras en común. Además, tenemos voces casi indistinguibles entre sí.

Menos mal que no nos parecemos tanto. Si no, ni que me cambie el nombre

El que comenzaran a llamarme Angie no sólo me dio una identidad separada en el medio comunicacional que ambas compartimos y en el que solían confundirnos por teléfono o por correo. También lo hizo en otros aspectos de la vida, porque la denominación de las cosas, después de todo, sí es importante.

Y es la denominación de las cosas una de las bases de la política venezolana actual.

El profesor Germán Flores -por cierto, uno de los pocos ídolos de mi mamá, quien fue su alumna- desarrolló todo un libro con el lenguaje particular de Hugo Chávez, un nuevo idioma venezolano.

Cuando el Presidente repite una y otra vez que los opositores son escuálidos, que los ricos son la oligarquía -o más recientemente la burguesía-, que la actuación de los medios privados es pornografía mediática, está creando un lenguaje e intentando, a través de esto, crear una identidad.

"La oposición fascista, golpista, autopista, Bella Vista, fisicoculturista..."

Esto, además de dar sentido de pertenencia a las personas que utilizan su mismo léxico, intenta moldear ciertos patrones de conducta en quienes son denominados de esa manera.

Estos simples usos del lenguaje, además de dar sentido de pertenencia a sus comunes, crean barreras donde no existen. En un grupo de iguales, se puede dividir con el simple cambio de denominaciones.

De esta manera, Chávez emplea la máxima "divide y vencerás", haciendo conflictos y luchas donde antes no los había. Lo peor es que ambos sectores caen.

Durante las campañas oficialistas (es decir, todos los días) Venezolana de Televisión solía transmitir videos de incautos que captaba en marchas opositoras. Estas personas se dirigían con mucho odio y términos despectivos hacia las personas que simpatizan con el gobierno.

Jorge Amorín en una marcha de la oposición jugando a ser el "provocador Inspector Rodríguez" de "Qué Locura"

Esta es una demostración de que los discursos de Chávez tienen un rango de influencia mucho mayor que sus propios seguidores, ya que estas personas están cayendo en la guerra ficticia que el mandatario nos ha vendido por más de una década.

Por ello, hay que trascender las palabras y el discurso de odio. A fin de cuentas, la división que el gobierno nos plantea realmente no existe. Todos estamos igualmente perjudicados por las malas medidas que éste ha tomado, no importa que estemos a favor o en contra, no importa si nos damos cuenta de ello o vivimos en la fantasía de querer creer que todo está mejor. A la hora de la verdad, todos quedamos con una pata coja.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por tu redacción,
El comportamiento de ese individuo llamado Homo Sapiens es el clásico primo hermano del ser primate llamado gorila un abrazo desde España SANTY

Leonardo dijo...

Eso es un poco como la Neolengua de Oceanía, en 1984. Busca modificar los patrones de conducta y pensamiento a través del uso del lenguaje.

Muy buen artículo, felicitaciones.

Angie Rodriguez Instagram Links dijo...

Muchas gracias por sus comentarios, saludos!

Alexandra Ron dijo...

No es solamente el lenguaje, es el manejo completo de los símbolos.

A lo largo de la historia los simbolos han sido modificados por aquellos gobernantes con síndromes narcisistas que necesitan que su nombre quede grabado en la historia. (Hitler, por ejemplo)

El cambio de los nombres de todos los ministerios, del país, la modificación de la moneda, de la bandera, del escudo y ¡hasta del propio tiempo! cambiando la hora oficial, lo único que establece es la marca "Antes de mi, y Después de mi"

Cuando Guzmán Blanco, el uso de Simón Bolívar como símbolo, sirvió para unificar al país, dado que los habitantes de distintos estados no tenían mucho entre sí. Eso creó un sentido de pertenencia que nos ha mantenido unidos como pueblo hasta nuestros días.

Ahora, el cambio del lenguaje busca lo contrario, mantenernos separados, divididos, creando diferencias donde no las hay y ahondando los resentimientos entre clases.

No es precisamente idiota el muchacho...

P.D: Excelente artículo.

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