martes, 14 de abril de 2009

¿Por qué un militar no debería ejercer la política?

Debo confesar que no me agradan los militares. A muchas mujeres les encanta como se ve un hombre con uniforme, pero hay dos cosas del régimen militar que no soporto:

- la anulación de la noción de individuo en pro del colectivo
- el complejo de superioridad del militar promedio

Creo que puedo lidiar con el hecho de que un militar nos considere a todos "insectos civiles", pues muchas otras personas que no tienen rango de milicia tienen pensamientos similares y he tenido que lidiar con ellas. Sin embargo, la formación militar es completamente incompatible con la democracia porque en la primera el valor fundamental se reduce a:

El líder manda y yo obedezco. Fin de la discusión.

La formación en cualquier componente militar podría simplificarse como la adquisición de destreza física, la habilidad de actuar como un brazo colectivo y, sobre todo, la capacidad de obedecer a tu superior sin cuestionar en lo más mínimo la orden recibida.


Mientras, el sistema democrático -que es, por cierto, el mejor que tenemos- plantea exactamente todo lo contrario. Se supone que los que en el otro terreno jugarían el papel de "subordinados" tendrían la capacidad de decir no, pana, a mí eso no me parece.

En una democracia se supone que todos pueden opinar de maneras distintas, y que nadie debería estar recibiendo órdenes de un único líder. Las decisiones se deberían tomar por consenso y no por rango, y nadie debería callarle la boca al otro sólo por estar en una jerarquía superior.


Entonces, a pesar de que no me agrada la idea de coartarle los derechos a nadie, me cuesta mucho insertar el esquema de pensamiento de un individuo con formación militar dentro del sistema democrático.

Me parece maravillosa la idea de que el militar tenga derecho a voto pues, después de todo, los mandatarios también afectarán su destino. Sin embargo, la idea de que un militar lidere un sistema de gobierno con el que jamás podrá estar en consonancia vendría siendo una idea que, o destruye la mentalidad del militar, o destruye el sistema democrático. Y, dada la rigidez de la formación militar, votaría por la segunda.

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2 comentarios:

John Manuel Silva dijo...

Los militares y los curas son parte de una estructura vertical, en la que uno manda y los demás obedecen. Por eso siempre que participan en política generan sentimientos absurdamente megalómanos en quienes les apoyan; ya que existe, en un amplio sector de la población, una gran necesidad de obediencia y sumisión.

Es lo que el filósofo Eric Fromm, en su libro "El Miedo a la Libertad", identificaba como personas con "personalidades anales". Por eso, Angie, me temo que, aunque tú creas que no deban y no te guste, los militares seguirán participando en política. Mira la historia de latinoamerica: Videla, Pinochet, Fidel, Chávez, Pérez Jiménez, y un larguísimo etcétera.

Jeanfreddy Gutiérrez dijo...

Jhon, iba a escribir sobre la unión Iglesia-Estado que en Irán, el Talibán iraquí y en Palestina-Israel no ha traído las mejores consecuencias, aunque la teocracia Tibetana siempre tendrá mi respeto aunque éticamente hablen del esclavismo y el latifundismo como su pega humanista.

Creo que no hace falta llegar tan alto para hablar de militares incidiendo en el gobierno, sólo falta pensar en el "robo" a Andrés Velásquez que no se atrevió a gritar fraude cuando el Alto Mando Militar decidió que Caldera nos convenía más, o cuando sacaron a patadas a Rómulo Gallegos o cuando los historiadores colocan a Eléazar Medina Angarita como uno de los presidentes mas "progres" porque no fue tan retrógrado y necio como Gómez. Son las armas, son el contingente y mucho más. En Costa Rica, ¿cómo se hace? Acusan desde la izquierda a Óscar Arias de usar guardias pretorianas privadas.

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