Israel y Palestina en un cuento de colegio

Llegó el momento de pasar por bruta y/o por radical. También es hora de repetir una frase trilladísima en la que creo mucho: no estoy de acuerdo con la guerra.

Hace unos años una de mis madrinas (tengo dos padrinos y dos madrinas) asistía al mismo colegio donde yo cursé la primaria. A pesar de ser un colegio privado y tener ciertos aspectos positivos, los negativos eran realmente pesados.


Mi madrina en cuestión es negra. No morena clara, ni morena oscura, negra. No intento ofenderla, intento describir que su color no dejaba lugar a dudas.

Cuando estaba en tercer grado, un niño la molestaba. Le jalaba las trenzas, la pellizcaba, le pegaba y le quitaba la comida. La maestra no sólo se hacía la vista gorda, sino que, cada vez que mi madrina reclamaba, ella le decía que dejara el fastidio.

Entonces, mi madrina llegaba todos los días llorando a casa de mi abuela, porque ambos padres trabajaban y no tenía con quien desahogarse.

Un día, mi abuela se cansó de ver a mi madrina llorando y con el cuerpo lastimado, de los abusos del niño y la indiferencia de la maestra. Entonces, le dio un consejo para muchos controversial: si ese niño te vuelve a pegar, reviéntale la lonchera en la cabeza.

Al día siguiente, la hermana mayor de mi madrina llegó desesperada a casa de mi abuela. Mi madrina aplicó el consejo y la tenían en la dirección. La hermana no supo a quien recurrir porque, como dije antes, ambos padres estaban trabajando.

Mi abuela llegó y le dijo a la directora que ella le había dicho a mi madrina que hiciera eso, porque desde hace meses ese niño la fastidiaba y la maestra no le ponía reparo porque era racista. Al tiempo se comprobó que lo del racismo era cierto y echaron a la maestra. Por eso aclaraba tanto lo del color de mi madrina párrafos atrás.

Conclusión: maestra botada, padres del niño regañados y niño neutralizado y atemorizado para siempre. Sabía que, si la volvía a fastidiar, le volverían a pegar.

Ahora, supongamos que mi madrina es Israel y el niño es Palestina. Y que la maestra es el resto del mundo. A mi abuela no sé que rol asignarle, podría ser el departamento de defensa de Israel.

Si bien la acción que sugirió mi abuela era bastante radical, lo cierto es que mi madrina agotó las opciones diplomáticas posibles (quejarse con la maestra todos los días) y no obtuvo ningún resultado.

Pudiéramos decir que esa era la situación de Israel un tiempo atrás: actos terroristas todos los días. Israel acude a instancias internacionales y nadie le para.

Antes de que el niño la terminara hiriendo de gravedad, decidió tomar un atajo radical para acabar con el problema: neutralizar a su atacante. Esto no quiere decir que en Israel sean unos santos ni en Palestina sean los "malos, malotes", por lo que viene a continuación.

Ahora, ¿qué hubiese estado mal? que mi madrina, en vez de golpear al niño que la atacaba, hubiese repartido golpes a él y a todo el salón. ¿Por qué? Porque el resto del salón no le hizo nada, no merecían el ataque. No la defendieron, pero probablemente no estaban en la posición adecuada para hacerlo. Eso, pudiéramos decir, es lo que hace Israel ahora, atacando masivamente a los habitantes de la franja de Gaza.


Si Israel atacara exclusivamente a los culpables de los atentados terroristas, seguiría siendo un hecho éticamente dudoso, pero la opinión internacional no lo vería con tan malos ojos. En cambio, cuando atacas a civiles inocentes, debes atenerte al reproche de los demás, te hayan hecho lo que te hayan hecho.

Conclusiones:

¿Estoy de acuerdo con el terrorismo que padeció Israel?
No

¿Estoy de acuerdo con que Israel ataque Gaza?
No

¿Puedo imaginarme por qué las cosas se pusieron así de feas, aunque no me guste?
Sí

¿Me estoy metiendo en un tema delicado?
Sí

¿Estoy simplificando demasiado las cosas?
Por supuesto que sí

¿Por qué lo hago?
Porque prefiero ser una voz crítica ante las dificultades antes de hacerme la vista gorda como la maestra de la historia.

Ahora, los insultos de los lectores. Veamos que tan tolerantes son ante una opinión. Veamos si hay libertad de expresión después de todo.


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