¿Cuál será el santo de los carros?

En este país, la creatividad y el dinero dan para mucho. Si usted tiene suficiente dinero para comprarse un carro de agencia, no crea que este hecho le basta para tenerlo.

Cuando llegue a la agencia lo primero que se encontrará es una lista de muchos otros que también tenían, como dicen el mercadeo, “poder adquisitivo y decisión de compra” para tener ese carro. Allí, usted comienza a sentirse menos exclusivo, y eso no fue lo que le vendieron en el comercial.

Bien, usted todavía está lo suficientemente empepado con el carro, así que decide anotarse en esa kilométrica lista. Si tiene paciencia, si el concesionario consigue los dólares y si los planetas se alinean, algún día quedará de primero en la lista y estará a un paso de conseguir el anhelado vehículo.

Pues bien: en ese momento tan esperado, llegará otro consumidor con poder adquisitivo y decisión de compra que no hará el mismo procedimiento, sino que utilizará el dinero de un modo distinto que detallo a continuación.

Esta otra persona buscará a la persona encargada de la lista y le pagará una suma x para que lo coloque a usted de último y a él de primero. Luego, comprará SU CARRO y lo venderá con sobreprecio en algún portal web de compra-venta de vehículos y sacará una buena ganancia de algún comprador desesperado que no avanza en la lista. Quizás, de usted mismo.

Entonces, usted tendrá dos opciones: volver a esperar a quedar de primero, después de que lo pusieron de último (y ligar que no se lo vuelvan a hacer) o comprarle SU CARRO a la persona que se lo tumbó, y que se lo venderá con un buen sobreprecio que justifique el procedimiento ilegal que practicó.

Si quiere su carro del modo regular, busque en el directorio de santos y récele al indicado, a ver si se le hace.

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