Por una parte, es evidente que el propio Gobierno busca la generación de rumores entre la población, respecto al estado de salud del mandatario.
De Chávez no se ha sabido sino a través de Twitter, fotos y ahora un polémico video en el que el Presidente porta una sospechosa chaqueta tricolor con solo siete estrellas. Como para dar rienda suelta a la imaginación.
¿Qué ocultará la octava estrella?
Entonces la gente se pregunta, ¿por qué no hacer una de esas cadenas desde la "nueva hermana república de Cuba" y callar los rumores de una vez?. O como se preguntaba Ramón Guillermo Aveledo, ¿por qué no divulgar un parte médico?.
Por supuesto, la genial respuesta de Rodrigo Cabezas en CNN, "para los que quieren un parte médico, pues no lo hay", no es suficiente para nadie.
Pero aún con toda esta cortina de humo, seguimos sin aprender.
La gran campaña
Luis Vicente León, director de Datanálisis, declaró a Reuters la semana pasada (palabras más, palabras menos) que el gran regreso triunfal de Chávez como el hombre que vence la adversidad era una excelente campaña presidencial.
Lo que sí es evidente es que el Gobierno no tiene la más mínima intención de aclarar los rumores teniendo los recursos para hacerlo y que, por el contrario, los alimenta con maneras cada vez más y más torpes de "informar" sobre el mandatario.
Hablando de desequilibrio informativo...
Y para eso, nada mejor que la oposición y la colectividad.
Todos los "peines" que nos pone el gobierno, los pisamos. Inequívocamente. Y este pareciera ser uno de ellos.
Tal vez resulte que sí había un "asunto escondido" detrás de todo el parapeto gubernamental. Sin embargo, difundir tan alegremente datos "de buena fuente" que afirman que Chávez tiene cáncer, se murió o está en coma es, cuando menos, arriesgado.
De resto, no me queda sino pensar que una vez más le seguimos el juego al Gobierno, y que Chávez logró imponer la agenda una vez más.
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