Aunque mis vacaciones implicaron una desconexión de fin de semana, entre la noche del domingo y la mañana del lunes me puse al día. Una gran herramienta para hacerlo: este periódico que he creado a través de las redes sociales (Gracias @lopezgarroz por el tip).
Si algo me llamó la atención es la posición extremadamente conservadora de "ni chicha ni limonada, sino todo lo contrario" que ha asumido el Gobierno respecto a la fuerte situación que vive Egipto.
Si vamos atrás en el tiempo, cuando derrocaron a Manuel Zelaya en Honduras, recordamos que la posición del Gobierno fue bastante rígida: "fue un golpe de Estado y Zelaya debe volver al poder".
Incluso recordamos apodos como "Goriletti", puesto al presidente interino Roberto Micheletti, de quien Chávez se burlaba alegando que los militares (grupo al que ÉL mismo pertenece) son unos gorilas.
Por supuesto, aunque la Organización de Estados Americanos medió en el conflicto, lo poco que pudieron hacer despertó los desvelos del mandatario, quien temía ser víctima de algo parecido y tener una participación tan "efectiva" de la OEA.
Sin embargo, cuando comenzaron los conflictos en Túnez, la posición fue otra.
En este caso, Zine el Abidine Ben Alí sí era un villano; los tunecinos, el pueblo emancipado que se liberaba del yugo.
Incluso acusó a los medios oligarcas (donde de plano me incluye a mí) de no publicar informaciones sobre Túnez (que por supuesto que publiqué) para hacer un blackout informativo sobre el descontento de ese país.
Sin embargo, a la hora de tratar el tema de Egipto, la posición ha sido cuando menos ambigüa.
Hugo Chávez afirmó que hay que respetar la soberanía de Egipto y dejar que resuelvan sus conflictos. En un hecho histórico, por primera vez en un buen tiempo el mandatario no impuso una de sus absolutas verdades de quien es el villano y quien es el bueno de la partida. La soberanía de un país nunca antes lo había detenido, en realidad.
La Cancillería emitió también un comunicado, que se resume en "estamos informados, estamos pendientes, y ojalá dejen de caerse a plomo eventualmente".
Por un lado, Hosni Mubarak había sido tradicionalmente pro yankee y pro israelí, así que a Chávez no le quedaría muy bien defender a alguien tan contrario a lo que él dice ante el resto del mundo.
Pero por otra parte, la movilización popular en Egipto es tan grande que ha dejado de plano sentado que no se trata de "un par de golpistas" ni de la "derecha" ni de los "oligarcas" tratando de sabotear al Presidente. Además sería absurdo porque no se trataría de pájaros disparando a escopetas sino de escopetas disparando a otras escopetas.
A fin de cuentas, esto nos deja que:
- Defender a Mubarak es defender al imperio
- Defender a los egipcios es defender una revuelta popular que tumbe a un presidente que tiene 20 años atornillado a la silla
Conclusión: cualquier posición posible a tomar es mala para el Gobierno. Por ello optan por algo innovador en su corte respecto al resto del mundo: la ambigüedad.
Basta ver si esas posiciones cambiarán en cuanto se desarrolle el conflicto.
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