miércoles, 4 de abril de 2007

Notas sobre la ley seca (Con lo mío, mío no se metan)

ADVERTENCIA: nivel de acidez ALTO
NOTA: por si se lo preguntaban, yo no tengo carro.

Citado de un comment que dejé en el MySpace del pana Rafael Pannacci:
"Los accidentes no se reducen con ley seca sino con verdadera educación. Después de que por siglos, desde la época de Cipriano Castro, se han comprado votos con carne y caña, no se puede pretender que la gente no se rasque como piojo y se estrelle en su carrito del 72"

Continúo con terminología coloquial: después de años de comprar votos con caña, de llevar a la gente a las concentraciones dándole caña, de ganar la indulgencia ajena con caña... creo que es ingenuo pensar que la población tarde o temprano no va a parar actuando como animal domesticado al que se le puede poner a hacer gracias por caña.

"¿Haces lo que sea por una light?" Esta frase no se reduce sólo a una de las peores campañas publicitarias de la cortísima historia venezolana. Es simplemente algo extraído de la vida misma. Sin embargo, fracasa como campaña porque a la gente que asume ese rol le es difícil internalizar su carácter de chimpancé que hace gracias para que le lancen "una birrita ahí"

Entonces, a alguien se le ocurre que, ya que no podemos evitar que la gente beba porque se le ha acostumbrado a ello por los siglos de los siglos, vamos a restringir la venta de bebidas durante las vacaciones. En pocas palabras, un decreto...

Ahora, ¿acaso la gente necesita vacaciones para beber y chocar su perolito rodante?

Si todos los viernes después del trabajo la gente sale a beber, todos los cumpleaños del "amigo del amigo de mi amigo", los días de fiesta nacional (aunque la gente no sepa ni qué se está celebrando), los días de aumento de sueldo, los días de puente, los fines de semana, las tarde-noches de mucho tráfico "mientras baja la cola", los días de evento social indefinido, en los lanzamientos de productos, en el miss venezuela, en el miss cuchú, en los bautizos, las primeras comuniones, los matrimonios, LOS VELORIOS, los divorcios, las despedidas de soltero, las bienvenidas a la soltería, cuando terminamos un largo proyecto, remodelamos la casa, nos mudamos, vendemos de nuevo la casa...

¿Acaso esto no pasa todos los días? ¿Y no bebemos en todas estas ocasiones? Entonces, si lo lógico para evitar accidentes por conducir ebrios en semana santa es la ley seca, sería apenas lógico pensar que, para erradicar este tipo de accidentes no deberían vender licor nunca, porque si no, nos convertiremos en alcohólicos.

Los gobiernos de los países deciden que productos se venden, que programación se transmite, como deben ser las cuñas, que productos se pueden publicitar en que medios, que carros pueden transitar por las calles, HASTA QUE HORA PUEDES TRANSITAR POR LAS CALLES... y pare de contar. Y no es sólo acá, pero tenemos a nuestro alrededor buenos ejemplos...

Así que, mientras más pasa el tiempo, menos se apuesta al autocontrol.

Ahora, todo lo mío lo controla otro.

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