Chocco Venezuela, ¿WTF?

Dando un paréntesis a la política, hablemos de algo más agradable: el chocolate. Pero este post no será agradable, porque no hubo chocolate en él y se suponía que iba a haberlo.

Como sabrá mi pareja, familiares, amigos, enemigos, lectores y los que no tienen nada que ver conmigo, soy una gran y obsesiva amante del chocolate. Tanto así que cuando supe de la realización de la exposición Chocco Venezuela, inmediatamente comencé a ladillar a media humanidad con que había que ir.

Así se ve mi PC tras largos períodos de abstinencia chocolatera

El asunto era viernes, sabado y domingo pasados en el CIEC de la UNIMET. La entrada normal costaba Bs. 35 y había una gran programación de catas por las que me moría.

Llegamos el domingo a las 5 pm para encontrarnos en la entrada a una señora que decía "eso está excelente allá adentro". En su momento quizás debí prestar mayor atención al tono de su voz a ver si me estaba vacilando.


Al llegar al enorme salón pude notar que no había más de 15 expositores, cosa que en el CIEC se nota mucho porque es ENORME. Con anterioridad he ido al evento de ANSA y he visto ese salón lleno al máximo, con un recorrido de hasta una hora entre los stands.

Pues resulta que sólo pude probar tres tonterías, porque no había degustaciones en los stands, que de por sí eran pocos. Sólo había en el de Savoy (un chocolate caliente al 20% de concentración, un insulto) y en otros dos.

Al investigar sobre las catas, estas se habían retrasado en más de tres horas, por lo que tampoco pudimos ingresar a una de ellas. En ese momento me comencé a preguntar quien producía este evento, mientras veía un fragmento del partido Egipto-USA de la copa Confederaciones en un proyector junto a la entrada del salón.

Mucha gente exigía se le devolviera el dinero de las entradas. Nosotros no duramos ni 45 minutos allí, y nos resignamos a perder nuestro dinero. En ese momento comencé a pensar que la señora de la entrada estaba siendo sarcástica o había logrado al menos comer un chocolate adulterado.

El gran ausente

Afortunadamente, los kilos de sushi que comí en la tarde permitieron en mí un estado de ánimo lo suficientemente fuerte para no echarme a llorar cuando descubrí que el evento que me ilusionó toda la semana fue un fraude. Cabe acotar que en Caracas nunca tenemos ferias de chocolate.

Eventos de cualquiera

No sé si alguien no involucrado en el área lo habrá pensado alguna vez, pero organizar un evento no es algo que pueda hacer cualquier primate adiestrado. En este caso, probablemente la situación del país haya influido en lo precario del evento y los pocos expositores, pero siempre hay modalidades que permiten que los organizadores no pierdan y el público tampoco.

Peor aún, trabajando como prensa he visto desde lo peor en organización de eventos hasta lo que definitivamente quieres imitar y mejorar. Y una de las cosas que hay que destacar en Chocco Venezuela es la escasísima promoción, que influye directamente en la decisión de los expositores de alquilar o no un stand en la feria.

Muchos no entienden para qué demonios les sirve agazajar a la prensa. Pues, yo se los explico: cuando invitan a los medios a algo, los medios lo publican. Cuando los medios lo publican, se hace más popular, conocido y, por ende, deseable. Así, el evento tiene mayor éxito.

Ahora, me desquitaré recorriendo una hacienda de cacao. Ya que en la Hacienda Santa Teresa uno sale como un piojo si lo desea, espero salir de la hacienda cacaotera en condiciones equivalentes, o al menos feliz por el paseo.

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