Una de estas noches ociosas hacía zapping. Me encontré con un programa de Oppenheimer en el que discutían las causas por las cuales en Latinoamérica no surgía un gran inventor a lo Bill Gates que revolucionara la industria de lo que sea que invente.
Por supuesto, uno de los temas más discutidos fue la educación. Ya es bien sabido que la educación es bastante mediocre en comparación a lo que quiere alcanzar. Si nos enfocamos en Venezuela, el bachillerato es una soberana pérdida de tiempo tomando en cuenta que los alumnos pasan 13 años estudiando inglés y apenas saben decir "pollito chicken". Calculo yo, especulativamente, que en ese tiempo podrían aprenderse tres idiomas a ritmo de idiota.
Ni hablar de mi profesor de ciencias de la tierra, que pensaba que los peces iban en manadas. Ni de mi profesora de inglés que no sabía pronunciar correctamente hello. Ni de mi profesora de artística, que pasó meses haciéndonos dibujar dólmenes y totems en papel milimetrado pero jamás nos habló de El Greco, cosa que me costó 6 millones de bolívares débiles.
Si Bill Gates hubiese crecido en un entorno así se suicida, SE VA DEL PAÍS o se vuelve un tarado funcional.
Vamos a suponer que la educación aquí llega al nivel brillante que todos quisiéramos. Ahora, el problema al que nos enfrentamos es a que el alquiler de un apartamento cuesta al menos cuatro sueldos mínimos, hacer un mercado decente cuesta dos sueldos mínimos y el transporte público te garantiza que estarás al menos dos horas tratando de trasladarte de un lugar a otro. Ni se imaginen montar una empresa en estas condiciones.
Peor aún. Invento la última Coca cola del desierto y voy a registrarla, corriendo primero el riesgo de que la misma gente del registro me tumbe mi invento. Pero, suponiendo que lo logro, más atrás llega otro y saca la última Coka cola del desierto y me jodí, porque nadie me protege contra el plagio en este país. Le cambias una coma y es otra cosa.
Ahora, lo que más me inquietó fue pensar que, aún cuando la educación fuese una maravilla, hubiese facilidades para que los inventores tuviesen empresas y les garantizaran sus derechos de autor, la fuga de cerebros seguiría existiendo.
¿Para qué quiero ser un inventor famoso, reconocido y con real en un país donde la inseguridad reina como en éste? ¿Para que me secuestren? Si aquí ser rico es un pecado mortal, así vengas de abajo y te lo hayas ganado con todo tu sacrificio. Para el que llega lejos lo que hay es un murmurar a espaldas "algo habrá hecho, seguro está metido en algo raro"
Para muestra un botón. Desde que tengo uso de razón convivo con una vecina desmemoriada que nunca sabía quien carrizo era yo. Tenía que tocar la puerta de su casa al menos dos veces por semana para hacer mandados de mi abuela y la mujer siempre, SIEMPRE me preguntaba quien era yo. Un día la mujer me pasa por el lado en la calle y yo ni me entero porque venía escuchando música. Mi mamá me hizo percatarme pero ya era tarde. Total que no la saludé esa vez. A partir de ese momento ella anda regando por toda la urbanización que ahora yo no la saludo y me creo más que ella porque estudié en una universidad.
WTF???
La mujer que siempre me ignora se siente ignorada por una situación completamente fuera de contexto y aprovecha para descargar todo su resentimiento social en mi contra por una universidad. No me quiero imaginar si tuviese dinero o fama.
Lo peor del caso es que, como ella, hay muchos. Por eso, los inventores latinos a lo Bill Gates se van del país.
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