Es un hecho histórico: los ingleses son protocolares, los alemanes son ordenados, los suizos son antiparabólicos y los venezolanos somos, entre otras cosas, bastante desordenados.
Este desorden tiene características bien extrañas:
Todo el mundo lo niega: porque todos dicen que son ordenados o que la cosa no es para tanto
A la vez, todo el mundo lo acepta, y se queja: pues una de las frases más populares de nuestra calle es "esto es un desastre, así no se puede"
Las soluciones que abundan son completamente inútiles: no le pares, ordena una gaveta al día, búscate a un pasante que te arregle el archivo, cómprate una agenda, etc.
Hace pocas semanas hice un taller de producción en el CNAC con Hilda De Luca, una productora venezolana a la que los flojos de lectura no quisieran leerle el curriculum resumido de cuatro páginas.
La dirección donde se daría el taller era calle x entre primera y segunda avenida. Cuando llegué a esa cuadra me encontré con que el sitio no estaba. Pasé unos 45 minutos caminando como loca, preguntando, metiéndome en cuanto edificio o casa conseguía y hojeando mi guía de calles y avenidas de Caracas. Para menos suerte, no tenía saldo en el celular y no había centro de comunicaciones abierto, así que le tuve que pedir una llamada prestada al dueño de una conocida arepera.
Finalmente, mi desesperación me llevó a invadir una patrulla de PoliChacao, quienes se ofrecieron a intentar ayudarme a conseguir el sitio, pues ni ellos recordaban donde estaba. Subimos la primera, la segunda... hasta la sexta avenida. Estábamos a punto de hacer el retorno cuando vimos que, arriba de la sexta avenida, había una primera avenida. Alerté a los policías y subimos una cuadra más. Allí estaba el sitio.
Claro, está de anteojito que después de seis avenidas y casi llegando al Ávila me iba a encontrar la primera avenida, es decir, la segunda primera avenida.
En Montalbán, cerca del colegio donde me gradué de bachiller, es el mismo cuento: primera avenida, segunda avenida, transversal 22, calle 2, tercera avenida, transversal 55. Este desorden tiene más curriculum que Hilda.
Ya dentro del taller, profundizamos más acerca de este gran y veterano desastre criollo. Pero, como he superado la cuota de gamelote por entrada de blog, lo dejaré para la próxima.
Si usted realmente cree que este desorden tiene solución, es hora de que la comparta.
Podría salvar la patria, literalmente.
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